Tully es la tercera colaboración de Jason Reitman en la dirección con Diablo Cody como guionista. Se habían encontrado antes en Young Adult y en Juno, en ese tipo de películas del círculo indie en donde tan bien se desenvuelven. Tully nos presenta a una madre de dos hijos, embarazada del tercero, trabajadora y ama de casa, con un marido que la quiere pero que no ayuda demasiado en las tareas del hogar. A punto de dar a luz, su hermano le ofrece la asistencia de una niñera por las noches para que ella pueda dormir y descansar mientras ella se encarga de todo y ahí entra Tully, una chica interpretada por Mackenzie Davis cuyo personaje parece haber salido de la propia Halt and Catch Fire.
Vaya por delante que no seré yo quien haga spoilers sobre el segmento final ya que aquí lo importante es el desarrollo. Los matices interpretativos de Charlize Theron están a la altura de los premios interpretativos del año. Vemos a una madre que lleva todo el peso de la familia sobre sus hombros y no solo en las tareas del hogar. Sabemos que hay un padre que aparece de vez en cuando y que es tierno con la protagonista. Pero quien debe lidiar con la limpieza del hogar, con un hijo con problemas de adaptación en el colegio y con el cansancio de un embarazo y posterior parto es ella.
Estamos ante los pasos acumulativos hacia una depresión de libro, en la que una sola persona se ve incapaz de asimilar todo lo que le cae encima y, sin embargo, lo va haciendo por su familia. Incluso es capaz de rechazar la ayuda de su hermano con esa «niñera de noches» porque lo ve como un fracaso en su maternidad, un fracaso hacia la obligación que ha contraído como madre y cabeza de familia. Parece que toda la frustración acumulada en el matrimonio y en la propia vida de la protagonista se pretende llenar con la llegada de más hijos que lo único que permiten es que la depresión se haga más aguda.
La llegada de Tully a las noches de Marlo no solo será esa gran ayuda que necesita, sino también la aceptación de no poder con todo y de poder contar con una persona con la que hablar de confidencias que no es capaz de trasladar a su círculo más cercano. Un círculo que ella ve como personas de éxito sin problemas en contraposición a un matrimonio que marcha en piloto automático y una familia que se va resquebrajando.
Tully me ha encantado y no solo por la interpretación de Theron. Tanto Mackenzie Davis como el resto de actores de reparto están a la altura de una historia que nos hace sentir la depresión y el agobio de la responsabilidad. Para mí, Tully seguramente vaya a convertirse mi película preferida de Jason Reitman cuando la vuelva a ver. Necesitaré volver a verla justo después de Gracias por fumar pero lo que sí os aseguro es que, si buscáis una película profunda que os haga sentir algo en vuestros corazones, esta es una de las mejores de este año.
Yay & nay
Lo mejor: La interpretación de Charlize Theron. El guion y la historia.
Lo peor: Marlo es incapaz de hablar de su arrepentimiento por haberse casado y tenido hijos aunque lo piense.