Las series me hacen rebajar el ritmo de escritura. Ahora entiendo perfectamente a George R. R. Martin y a sus «predicciones» sobre publicaciones de sus libros. Hoy os hablaré de Un banquete en la basura, un documental canadiense sobre el desperdicio de comida y sus efectos en el medio ambiente. Durante 75 minutos, veremos cómo un matrimonio decide comer solamente alimentos que otros desechan. Su primera tanda de alimentos desechados son los del hermano del marido, que debe mudarse e iba a tirar un montón de comida. Jen Rustemeyer y Grant Baldwin son el matrimonio protagonista. A medida que avanza el reto, nos irán explicando el proceso de exposición y venta de los alimentos, además de los descartes antes de ponerlos en el mostrador de un supermercado. Algo así como aquel especial de Jordi Évole llamado Con la comida no se juega.
Lo que descubre el matrimonio a lo largo del documental les impactará, sobre todo el momento en el que descubren un contenedor lleno de cajas de humus, que ni siquiera están caducadas, listas para tirar a la basura. O que toda esa fruta y verdura que no llega al supermercado por descarte nunca llegará a ONG porque no tienen infraestructura como para aprovecharla. No solamente se habla del desperdicio del alimento en sí, sino del trabajo que se realiza, el desperdicio de agua para conseguir la materia prima y a la obsesión del primer mundo por tener más y más. En el documental tendremos el testimonio de Tristram Stuart, Jonathan Bloom y otros autores, además de contar con la presencia de agricultores, organizaciones y consumidores. La verdad, es entretenido, pero quizá es demasiado polite, se le echa de menos un poco de mala leche. Parece como que están contando algo sin denunciarlo. Pero en resumen, es interesante y entretenido.
Lo mejor: Descubrir al matrimonio de las afueras de Las Vegas que lleva reutilizando residuos orgánicos desde los 60.
Lo peor: Es demasiado blando.