Algo tiene Jason Bateman que me obliga a ver sus pelis. Puede que buena parte de culpa la tengan sus interpretaciones en Ozark y The Gift. Aunque siempre haga el mismo personaje, como pasa en Fiesta de empresa y Noche de juegos. Fiesta de empresa es la típica comedia de Netflix solo que no es de la cadena online, sino de la Paramount. Por algo está TJ Miller (Elrich de Silicon Valley).
Al más puro estilo de «nos pasamos mil vueltas pero nos da igual» que ya habían hecho con Patinazo a la gloria, los directores Josh Gordon y Will Speck presentan la historia de una sucursal tecnológica dirigida por uno de los herederos del fundador. La oficina no es demasiado rentable pero se trabaja en un buen ambiente y parece que Clay quiere que los trabajadores se comporten como una familia. Pero su hermana Carol, una implacable empresaria heredera del imperio de su padre, decide que si no obtienen un contrato puntero para revivir financieramente, cerrarán la sucursal.
Esto hace a Clay, Tracey (Olivia Munn) y Josh (Jason Bateman) a buscar ese nuevo contrato invitando a un jefazo a su fiesta de empresa, la mejor fiesta que se puede dar. Una fiesta que Carol prohíbe por encima de todo. Lo que ocurre es totalmente previsible, sobre todo si tenemos al ejemplo del exceso como el personaje (¿y persona?) de TJ Miller, mientras que el contrapunto lo pone Jason Bateman con ese personaje con cabeza que siempre suele interpretar. Al equipo se une Olivia Munn como la subordinada de Josh, una inteligente informática que pretende inventar la conexión a internet total y que actúa como acompañante de Josh.
Pero llegados a la fiesta, como siempre, todo se irá yendo de madre poco a poco. De una fiesta divertida se pasa al desfase casi como si estuviésemos viendo Madre!. Bueno, quizá no tanto pero si les dejan un poco hasta podrían llegar.
Finalmente vemos la típica película navideña, con mensaje, con la que te echas unas risas… y poco más. Yo me he divertido bastante pero me temo que mi visión está sesgada por lo que me gustan Bateman y Munn, además de otros secundarios sacados del Saturday Night Live. Aun así, creo que durante la segunda mitad no han sabido gestionar «el desfase» y tanto las interpretaciones como lo que sucede carece totalmente de sentido o de interés al no llevar la historia hacia un estilo propio y original.
Yay & nay
Lo mejor: El tono gamberro es gracioso hasta ciertos momentos. Huye de la trama romántica casi todo el metraje.
Lo peor: La segunda mitad de la película. La trama es muy previsible.