Tras ver Citizenfour y la entrevista de John Oliver a Edward Snowden, mis expectativas respecto a la última película de Oliver Stone estaban bastante bajas. Además, de sus últimos trabajos solo he visto Wall Street: El dinero nunca duerme de cuando Shia LaBeouf tenía futuro, la serie documental La historia no contada de los Estados Unidos en donde cuenta muchas verdades pero tergiversa otras tantas y W. Pero he aquí que me encuentro con un biopic rodado magistralmente, con una historia muy densa y demasiados tecnicismos pero tan bien llevada que no te pierdes en el extraño vocabulario que se utiliza. Por si fuera poco, te encuentras con un Joseph Gordon-Levitt que no se parece físicamente a Snowden pero lo interpreta de forma soberbia.
En cuanto a la trama, el desarrollo se centra en la época y el lugar donde se rodó Citizenfour, por su evidente importancia, pero a través de flashbacks vamos conociendo un poco más cómo ese informático autodidacta se convierte en personal de alto rango dentro de la CIA y por qué se vio obligado a denunciar las prácticas ilegales de su gobierno. Es decir, Stone opta por una estructura muy manida dentro de los biopics aunque parece sentirse cómodo recreando historias hasta sobrepasar las dos horas de metraje que no se hacen nada pesadas, y vuelvo a decir que ya me sabía la historia, por lo tanto tenía más opciones de aburrirme que alguien que no. En definitiva, una película pseudodocumental totalmente recomendable que no ganará ningún premio, pero que permite acercar la figura de Snowden al público en general.
Lo mejor: Joseph Gordon-Levitt, resarciéndose un poco de su Philippe Petit en El desafío. The Walk.
Lo peor: Nicolas Cage, que parece que sale en esta peli solo por ser colega del director.