Si hay alguna palabra que defina Nunca me abandones es la de «conformismo». La historia de Nunca me abandones parece una historia romántica común. Un trío amoroso de unos niños que crecen juntos en un orfanato y siguen juntos tras él.
Basada en la novela de Kazuo Ishiguro autor, entre otras adaptaciones, de Lo que queda del día, nos cuenta la historia de esos niños y su transformación en seres maduros que se conforman con esa vida que les han enseñado desde su más tierna infancia dejando de lado su propio bienestar y salud, conformándose con la realidad que les ha sido impuesta.
Si por algo estoy comentando esta película de hace ya casi una década es que no tenía constancia de ella hasta que me he puesto a buscar por varias plataformas algo que ver una tarde. Me he encontrado con un filme con guion de Alex Garland (Aniquilación, Ex_Machina) que no había visto. Así que con esta he cubierto todas las pelis escritas por él. Y el resultado me ha dejado bastante fría y no sé si es por el material original o por el lento desarrollo de los acontecimientos en la película.
Durante la primera parte del film (un gran error no incluirlo en el cartel porque casi abarca la mitad de la peli) nos encontramos a tres niños viviendo en un internado. Lo vemos como o un internado o un orfanato, pero algo no cuadra con el comportamiento de los profesores hacia los alumnos.
En principio la educación se muestra estricta aunque no violenta y, aun así, asistimos a un lavado de cerebro incluso después de que los niños preadolescentes se enteren del porqué de su existencia y de su reclusión.
Eso explica su comportamiento en el momento en el que salen del orfanato y viven su vida «en libertad» sin el ansia de conocer qué hay más allá de los límites impuestos. Los tres «amigos» pondrán en duda, en ningún momento, su objetivo en la vida. Ese objetivo se desvela en el primer tercio de película pero no creo conveniente desvelarlo aquí porque, en realidad, es la parte más interesante de Nunca me abandones, que prefiere dar importancia a la trama romántica que a esa otra.
Por eso el filme no se desarrolla de modo satisfactorio. La importancia de la historia romántica entre los tres protagonistas hace desmerecer el resto de la trama que sí es interesante. Con todo, la labor interpretativa de Carey Mulligan, Andrew Garfield y Keira Knightley es admirable pese a que el material con el que trabajan no les ofrece demasiadas oportunidades.
Lo que sí es una oportunidad perdida es Nunca me abandones, un filme interesante que elige dar importancia a una trama común sobre una trama que podría haberse desmarcado.
Yay & nay
Lo mejor: Interpretaciones del trío protagonista. Fotografía. Subtrama del lavado de cerebro.
Lo peor: Ritmo lento. La historia romántica poco creíble.