Me he enamorado de Kubo y las dos cuerdas mágicas. Utilizando la técnica de stopmotion, como Los mundos de Coraline, El alucinante mundo de Norman y Los Boxtrolls, Laika Entertainment se ha convertido en un estudio de animación de lo más interesante, no solo por optar a no preparar secuelas de sus éxitos, sino que se prefiere unir esfuerzos para ofrecer al público historias originales, que aporten algo nuevo al panorama del género. Dicho esto, no creo que Kubo sea una película únicamente dirigida a un público infantil. Es más, se refleja tal complejidad que, muchas veces, dudo que un niño consiga mantener la atención durante todo el metraje y entender el mensaje final. Kubo está ambientada en el mundo medieval japonés, donde una madre escapa con su bebé de las garras del malvado de la peli. La acción se nos presenta unos años después, cuando Kubo crece y se gana la vida contando historias con su shamisen, interpretadas por personajes de papel que cobran vida al ritmo de la música. Pero, al anochecer, Kubo debe volver junto a su madre, que por el día está en estado de shock y por la noche es vulnerable a los ataques del villano de la película o de sus secuaces.
No voy a desvelar quién es el villano, ni los secuaces, ni cómo se desarrolla la trama, eso lo tendréis que descubrir vosotros. Pero todo gira en torno a conseguir una armadura, un casco y una espada mágica para derrotar al malo malísimo. Algunas películas de animación (y de no animación) se quedarían aquí, pero Kubo y las dos cuerdas mágicas decide ir por otras vías, optando por un par de giros, mezclando comedia y drama casi a partes iguales. La moraleja de la historia es el viaje hacia la madurez, las consecuencias de ir haciéndose mayor y asumir la pérdida de los seres queridos. En cuanto a la técnica de stopmotion, está conseguida de una fórmula espectacular, a un nivel muy superior a Anomalisa. Los diseños y la dirección artística tienen su máxima expresión no al final de la película, sino, para mí, en el momento en el que se quiere conseguir la espada mágica. Eso sí, la canción de los créditos finales me llegó al corazón. Si me conocéis ya sabréis por qué. En definitiva, una película que se colará entre las mejores que he visto este año.
Lo mejor: Diseños y el stopmotion.
Lo peor: Un final que no hace justicia al resto de la película.