Charlie Kaufman es el creador de ese mundo surrealista donde caben Cómo ser John Malkovich, ¡Olvídate de mí! o Adaptation (El ladrón de orquídeas). Anomalisa es su primera película de animación y escrita por él mismo con la ayuda de Duke Johnson tras las cámaras y de Dan Harmon en el guion. A Charlie Kaufman le encanta mostrarnos personajes hundidos, torturados, insatisfechos y con dudas existencialistas que no siempre saben resolver. Con Anomalisa pasa algo parecido. Tuve la suerte de no encontrarme con ninguna crítica que me explicase la película, así que la vi como si no tuviese más contacto con ella salvo saber que era de animación y en stop motion. Si preferís encontraros con la sensación de no saber qué ocurre, saltaos el siguiente párrafo. En resumen, me ha encantado la idea, pero no soy capaz de darle buena nota a su ejecución y desarrollo.
El tema centrar gira en torno a un problema mental del protagonista, Michael, que oye hablar a la gente de su alrededor con la misma voz. Está tan harto de la vida, de su matrimonio, de su trabajo y de todo, que no es capaz de reconocer voces distintas de la gente. Personalmente, creo que esta crisis del protagonista, aparte de ser un claro síntoma de desequilibrio mental, es el ejemplo de su crisis de la mediana edad, donde se da cuenta de que ya no es un jovencito y que ahora ha madurado. A partir de aquí, lo único que le queda es entrar en la vejez. Hasta que, de repente, oye una voz distinta y parece que hay un atisbo de esperanza. Utilizando figuras creadas con impresoras en 3D y una animación espectacular con unos movimientos de lo más realistas, pese a que dura una escasa hora y media, en general me ha parecido demasiado larga, extendiendo secuencias que verdaderamente me hacían tirarme de los pelos.
Lo mejor: El momento donde le cambia la voz a Lisa, la cita con la exnovia del protagonista.
Lo peor: El alargamiento de escenas que no aportan nada salvo recrearse en la desidia del protagonista.