Si me dices que una peli tiene, entre su reparto principal, a Chris Pine, Ben Foster y Jeff Bridges, ya no hace falta que me convenzas más mencionándome que el director, David Mackenzie, es el de Convicto (Starred Up) o que el guionista, Taylor Sheridan, es el de Sicario.
Es más, Comanchería tiene más de Sicario que de Convicto y mucha culpa es de su guion, un viaje hacia la América profunda, donde la pobreza hace estragos y los bancos son dueños de la vida de sus habitantes.
Aunque la trama se nos presente como dos hermanos que roban bancos para conseguir saldar la deuda creada con la muerte de su madre, esta especie de road movie va un poco más allá.
Utilizando el humor negro para hacernos partícipes de las diferentes clases sociales presentes en la sociedad, podemos identificarnos tanto con unos como con los otros, entendiendo sus personalidades y sus objetivos en la película.
En principio no estamos ante un western al uso. Pero la trama transcurre en un paraje desértico, con una población empobrecida que sobrevive bajo mínimos, tenemos indios y vaqueros, sheriffs y delincuentes a los que se persigue por la árida Texas y la vecina Oklahoma y acabamos con un tiroteo al final.
La delgada línea que divide a los buenos de los malos se difumina de forma que no sabemos si los buenos son los clásicos o no, y eso me encanta. En relación a ello, muchos comparan Comanchería con No es país para viejos, pero si bien la primera se acerca más al puro western a lo Dos hombres y un destino, la de los Coen se parece más a un thriller donde se persigue a un asesino en serie, con un claro ser maligno fabulosamente encarnado por Javier Bardem.
Yay & Nay
Lo mejor: Las actuaciones del trío protagonista.
Lo peor: El trasfondo se va conociendo poco a poco y cuesta engancharte al principio.