
First Man es increíble en su primera escena. La forma en la que Damien Chazelle nos hace trasladarnos al espacio es emocionante y, bajo mi punto de vista de ignorante total, muy realista.
Ya solo por esta primera escena ya vale la pena darle una oportunidad a un biopic que, prácticamente, carece de interés para un público no estadounidense.
Mantener la intensidad de esa primera escena es tan difícil que se opta por un biopic alejado de ella. Así que nos encontramos, más bien, con un drama familiar con toques de aventura espacial.
Y que ello sea así sin caer en el tedio del drama televisivo es una tarea arduo difícil.
Chazelle (Whiplash, La La Land) lo consigue contando una historia sin demasiadas florituras, impactante y con una historia interesante desde un punto de vista intimista.
Una gran historia bajo el punto de vista íntimo
Los primeros compases de First Man se centran en la difícil situación que deben superara Neil Armstrong (Ryan Gosling) y su mujer tras la muerte de su hija a los dos años. Él es un piloto de pruebas e intenta sacar a su familia adelante.
Estamos a finales de los años 50 y principios de los años 60, cuando la Guerra Fría entre Estados Unidos y la URSS se está poniendo fea. La carrera espacial se recrudece en estos años mientras los soviéticos ponen al primer ser vivo (Laika) y al primer humano (Yuri Gagarin) en el espacio.
Tras los distintos fracasos estadounidenses, la historia cambiaría en el momento en el que Armstrong llega a la Luna en 1969. Y en First Man se nos traslada a nosotros, como espectadores, los miedos, dudas y problemas de los protagonistas, incapaces de saber si sobrevivirían a cada próxima misión.
Introspección Made in America
No definiría First Man de otro modo. Tiene, por supuesto, el halo patriótico de la conquista del espacio. Da igual que la URSS hubiese ganado en el resto de aspectos de la carrera espacial: Estados Unidos llega a la Luna y nadie más lo ha hecho.
Pero no nos equivoquemos: la historia principal es la de Neil Armstrong y todo el ámbito político queda relegado a un mero acompañamiento ambiental. Lo realmente importante son las vivencias de Neil Armstrong de forma intimista, con un Ryan Gosling contenido del mismo modo que la historia.
Por eso se agradece que la historia se centre en la figura y no en el héroe. En la historia personal y no en el patriotismo de la época. De este modo, First Man consigue hacernos partícipes de esta historia sin importar desde qué país la estés viendo.
Yay & Nay
Lo mejor: La primera escena. Las escenas de los viajes espaciales en general. Fotografía.
Lo peor: Banda sonora. La actuación hierática de Ryan Gosling.
Puntuación
