Vuelvo a encontrarme con otro bodrio pero esta vez sacado de la fábrica de la HBO. Y con Michael Shannon en el reparto. No doy crédito. Fahrenheit 451 es el remake o la readaptación del libro de Ray Bradbury. Quizá el director, Ramin Bahrani, que hizo un trabajo maravilloso en 99 Homes, no haya entendido la razón de ser de la novela distópica. O, quizá, la novela ya no sea adaptable a un mundo futurista con dispositivos digitales e Internet.
La única razón por la que creo que Michael Shannon se atrevió a participar en este proyecto es por su compromiso con Ramin Bahrani tras su anterior película juntos. No es la primera vez que el actor de Kentucky dice que 99 Homes está entre sus películas preferidas y que le gusta el director desde que lo conoció en el Festival de Venecia de 2009. Parece otra relación de amiguetes como la que tiene con Jeff Nichols (salvando las distancias).
En cuanto a Fahrenheit 451, zozobra cada vez que se aleja del libro original. La película de los 60 tampoco adaptaba toda la novela, pero aquí estamos ante una modificación sustancial. La trama central sigue siendo la misma: en este mundo distópico, los bomberos no apagan fuegos, sino que los crean. Los libros ya no son bienvenidos y el gobierno ordena quemar todas las obras escritas. Así ya nadie tendrá qué leer y aceptarán gustosos el discurso porque no habrán leído alternativas de pensamiento.
El mundo que se construye en la adaptación de la HBO es tecnológico, con emisiones en directo de las actuaciones de esos bomberos, con gente utilizando sus aplicaciones para poner caritas sonrientes, corazones y otra serie de emojis. Sin embargo, no cuadra utilizar esa estrategia gubernamental de obligar a las personas a no leer y, sin embargo, utilizar carteles con palabras en lugar de iconos.
Pero lo que desespera en esta nueva Fahrenheit 451 es el ritmo, ya que casi le da más importancia a la trama romántica que a la política. Quizá no es posible realizar una película filosófica y venderla como una especie de película de acción sobre bomberos que queman libros. O quizá no es posible utilizar a Dostoyevski como excusa para hablar del yo interior y los dilemas sobre la vida y la toma de decisiones.
Aquí el protagonista comienza a leer Memorias del subsuelo cuando roba un libro del autor ruso de una casa que pretende incendiar. Dostoyevski es el rey de los monólogos interiores dudo mucho que leer pasajes de la semilla que dio origen a Crimen y castigo sea una idea maravillosa para imprimir acción a una película básicamente reflexiva. Podríamos mencionar otros temas que podrían haberse mejorado en la película, como el vestuario y los efectos especiales, pero creo que siendo una adaptación televisiva es lo que deberíamos esperar.
Yay & nay
Lo mejor: Podría decir Michael Shannon (sabéis que soy fan) pero tengo mis dudas. La idea original del control de la historia y la población quemando los libros que dan información (se obvia la Wikipedia, por ejemplo).
Lo peor: Incongruencias entre el libro original y la adaptación tecnológica. Actuaciones de los actores. Falta de ritmo.