Puede que las últimas películas de X-Men se hayan sobrevalorado de forma espectacular. No encuentro otra razón posible para tantas críticas tan buenas. Y no quiero que nadie se confunda, me gustan las películas de la «Patrulla X», pero porque me entretienen, que hacen pasar un buen rato y sé que no voy a ver un peliculón que me mantenga en tensión durante, como mínimo, 90 minutos seguidos. No busco una película trascendental y, por eso, nunca me decepcionan. No llegar a decepcionar en las películas de superhéroes puede suponer un tremendo escollo para quien no sepa jugar con la mitología creada en los cómics y los guiños para los amantes del cine. Gavin Hood no lo consiguió en X-Men Origins: Wolverine (X-Men Orígenes: Lobezno, 2009) por hablar de un ejemplo reciente, pero podríamos hablar de Daredevil (2003), Fantastic Four (Los 4 fantásticos, 2005) o Thor: The Dark World (Thor: El mundo oscuro, 2013).
Dicho esto, Días del futuro pasado compagina el universo Marvel con el movimiento rápido típico de las películas de acción y haciendo posible un nuevo reboot de todas las películas anteriores que hemos visto de Lobezno y compañía. La guerra contra los mutantes amenaza con destruir la humanidad, por lo que Sombra (Ellen Page) envía al pasado a Lobezno para avisar al Profesor Xavier y al Magneto del pasado sobre lo que va a venir. Un argumento un poco rebuscado para el público general, pero fácil de seguir para el que tenga algo de idea.
Lo mejor: se agradece que no traten al espectador como un idiota que no puede seguir un argumento un poco rebuscado.
Lo peor: acaba siendo una típica película de acción.