No soy muy fan de los MMORPG, pero no puedo decir que no a cualquier película donde tengamos los típicos guerreros, pícaros y magos con diferentes razas, como cualquier otro videojuego RPG. Ver Warcraft: El origen es como ver todas las cinemáticas de cualquier videojuego interesante y pensar «lo bien que habría quedado esto en una peli bien hecha», porque tras ver este par de horas llenas de acción, humor, efectos especiales impresionantes, banda sonora de traca y, sobre todo, una historia sólida en la que sentar la base no solo de esta peli, sino de las que vendrán, puedo decir, sin lugar a dudas, que Warcraft: El origen, me ha parecido una muy buena película. El tema central es la magia vil y la destrucción que puede crear: el mundo de los orcos está muriendo, así que el brujo Gul’dan utiliza esta magia, que extrae de los seres vivos, para abrir un portal hacia Azeroth, donde viven los humanos y otras razas como los elfos. El objetivo de los orcos es conquistar Azeroth destruyendo todo a su paso, pero Durotan, líder del clan Lobo Gélido, no confía del todo en Gul’dan y en esa magia generadora de muerte y destrucción.
Por otro lado, los humanos deben enfrentarse a esta amenaza con la ayuda del Guardián, Medivh, que parece estar desaparecido, el comandante Anduin Lothar (Ragnar Lothbrok para los amigos), el joven mago Khadgar y una esclava mestiza llamada Garona. La trama transcurre a la velocidad del rayo y no existen esos momentos en los que la historia se relaja y no te cuenta nada. Se aprovechan esos momentos de relax para incluir efectivas escenas cómicas que, pese a no provocar la carcajada sonora, a mí sí me han hecho gracia, bien sean por una mueca o por un diálogo que no me esperaba. Para mí, ha sido toda una sorpresa esa mezcla de acción, humor y fantasía y, por ello, estoy deseando ver la secuela, spin-offs y todo lo que me quiera vender Duncan Jones.
Lo mejor: Efectos especiales, los momentos graciosos, banda sonora.
Lo peor: La historia romántica, abarcar demasiada fantasía para el público en general.
Para mí lo peor es el desarrollo engañoso de la trama que abre las secuelas, mejor dicho, las impone. Que en el S.XXI llos FX están conseguidos, no hay duda, en cuanto su forma de aplicar suelo discrepar bastante. En el caso de esta producción que las manos de los orcos parezcan más grandes que su cabeza me parece un desacierto.
A mí me gustó más de lo que creía, Nair, la vi en el cine y no me arrepentí. Coincido en que la subtrama romántica de Romeo barbudo y Julieta verde es de lo más flojo, aunque el personaje de Garona en sí me gusta cuando está haciendo otras cosas en la trama.
No sé si fue cosa del doblaje pero tuve un momento de vergüenza ajena con el rey humano. Parafraseo:
—Los Lobo Gélido no han venido.
—¡Entonces seremos menos!
You don’t say, Llane.
El ritmo es trepidante, eso sí, y lo que es la historia está bien llevada. No será una obra maestra, pero es una peli de videojuego(s) que ha sabido adaptarse al otro medio y eso no es moco de pavo.