Velvet Goldmine es la historia del ascenso del glam rock y de su decadencia. Podemos ver la película como un retrato de la vida de David Bowie y de Iggy Pop pero, aunque está claro que la base de sus vidas es la misma, no debemos tomarlo al pie de la letra.
Velvet Goldmine es una película con tendencia videoclipera que pretende llevarnos al escenario donde se desarrolla la trama a través de flashes de la vida de los protagonistas. Esta narración viene dada por el inicio, donde se marca la estructura: la muerte de un personaje y el periodista que pregunta por su vida y vamos viéndola a base de episodios. Sin ir más allá parece que hablamos de Ciudadano Kane pero básicamente hablamos de la misma presentación.
En resumen, podemos olvidar fácilmente Velvet Goldmine porque no aporta nada nuevo a este tipo de cine: es un musical a medias, un biopic sin llegar a serlo del todo, con unos actores que lo dan todo en un guion bastante flojo… Su guion es el aspecto más flojo, ya que parece que nos tienen dando saltos hacia lugares distintos sin ligar unos con otros. Al final, aunque, dato curioso, aparece Placebo, nos quedaremos con algún número musical que otro.
Yay & nay
Lo mejor: el trío protagonista (Ewan McGregor, Jonathan Rhys Meyers y Christian Bale) y un vestuario de alucine.
Lo peor: un guion desastroso que no mantiene el ritmo y es demasiado caótico.