Triple frontera es la última película de J.C. Chandor, director que me encandiló en Margin Call, y que ha realizado películas tan interesantes como El año más violento y Todo está perdido.
Y pese a que el reparto no está nada mal, la historia de este guion y sus cambios de actores podría dar para una miniserie de diez capítulos.
Nombres como Johnny Depp, Tom Hardy y Channing Tatum pasaron por el proyecto hasta que cayó en manos de Atlas y en la todopoderosa Netflix para su distribución, con el cartel que vemos en la imagen.
Contar con Oscar Isaac para liderar este reparto me parece un gran acierto por la solvencia de este actor, demostrada en otras grandes interpretaciones como en la mencionada El año más violento o Inside Llewyn Davis.
Pero vayamos al grano: hablemos de Triple frontera.
Una película de acción diferente
Triple frontera no es la típica película de acción. Que los árboles no os dejen ver el bosque, porque el enfoque que se ha querido dar no es el de la típica película de acción coral en la que cada personaje tiene su momento de gloria y el único aliciente es ver explosiones, violencia o cómo sobrevive el protagonista principal.
Si antes hablábamos de que Chandor siempre realizaba películas interesantes, sean o no del gusto del público, aquí sigue optando por mostrar una vuelta de tuerca a lo esperado.
Visto el agotamiento del género, vemos a un grupo de exmilitares de élite estadounidenses preparando un golpe para hacerse con el botín multimillonario de uno de los mayores capos de Brasil.
Sin embargo, dejando de lado los efectismos, Chandor prefiere centrarse en una huida en la que ocurre algo sin planear, un problema que se convierte en una bola de nieve que va creciendo hasta el final.
Pero lo más interesante que vemos en pantalla es la evolución de los personajes hacia sentimientos cada vez más egoístas para sobrevivir, viéndose acorralados por diferentes flancos, porque ninguno de ellos es intocable.
Por otro lado, es de agradecer que, en ningún momento, aparezcan los sentimientos patrióticos a los que estamos acostumbrados. En Triple frontera el patriotismo no existe. Lo que sí existe es un sentimiento de animadversión hacia un Estado que se ha aprovechado de personas para sus propios intereses. Y cuando esas personas ya han cumplido su misión, son olvidadas sin remordimientos, convirtiendo su día a día en un tormento por los recuerdos de la guerra.
Yay & Nay
Lo mejor: Las actuaciones del grupo principal. La eliminación de la violencia fácil y de la típica historia de acción. La fotografía y ambientación espectaculares.
Lo peor: El ritmo lento en ciertos momentos.