La visita está rodada con la típica fórmula de metraje encontrado. Es una película típica de miedo. Está dirigida por M. Night Shyamalan. Y voy y la veo, como si no tuviese suficiente con Airbender, el último guerrero o El incidente. Lo que hacen los prejuicios. Te nublan la vista y no ves más allá. Shyamalan ha contado para su última película con un reparto poco conocido, ha escrito un guion sin la pomposidad de sus anteriores películas y se ha dedicado a contar una historia sencilla dentro de un género que conoce y domina. Y se nota. La visita no es rompedora, no, pero tiene los ingredientes necesarios para no defraudar y hacernos pasar un rato como cualquier otra película de miedo decente. El director no ha querido hacerse el rarito, sino que quiere pasar un buen rato y hacérnoslo pasar bien a nosotros. En cuanto a esto, La visita me ha hecho reconciliarme con Shyamalan.
La historia, excusa para mostrarnos el found footage, es que dos hermanos visitan a unos abuelos a los que nunca han conocido y además grabarán una especie de documental de esta visita, ya que su madre hace muchos años que no se habla con sus padres. Todo parece ir a las mil maravillas hasta cuando comienzan a ocurrir algunos eventos algo extraños por las noches. Al principio todo parece tener explicación coherente al achacarlo a la vejez de los ancianos, pero poco a poco todo acabará siendo demasiado extraño y los niños empezarán a hacerse suposiciones a cada cual más torera… o no. No lo sabremos hasta el final, con un giro de guion pero no como el que nos tiene acostumbrados Shyamalan, sino uno bastante predecible aunque con sentido narrativo, que es de agradecer. Todavía recuerdo el «¡Es el viento! ¡Escapa del viento!» de El incidente…
Lo mejor: El giro de guion.
Lo peor: Es predecible, el final de los títulos de crédito no me ha gustado nada.