Exorcismo en el Vaticano no va de ningún exorcismo en el Vaticano. Es más, el Vaticano aparece al principio de la película, cuando dos sacerdotes están viendo unas cintas, y al final de todo. Exorcismo en el Vaticano trata de cómo la típica chica parece que empieza a ser poseída por el demonio de turno y tiene que venir un cura a exorcizarla. No hay mucho más que contar salvo que el final no es el típico de este tipo de películas. El caso es que desde el estreno de El exorcista pocos filmes han llegado al mismo nivel.
En Exorcismo en el Vaticano, aparte de no haber ningún exorcismo en el Vaticano, tiene algunas escenas que más que miedo te producen risa de vergüenza. Por recordar algunos momentos, basta mencionar que un personaje tiene un accidente y comentan que vive porque tiene conectada la respiración artificial para, en el siguiente plano, ponerte a ese personaje sin el tubo de respiración y cinco minutos después mostrarte todas las escenas con ese tubo. Un fallo de raccord que no tendría más importancia si no fuese porque es la simple desconexión de dicho tubo lo que, en tres segundos, provoca la «muerte» del personaje. Esta anécdota ejemplifica el tono general de la película, una película donde la protagonista es poseída porque se corta un dedo. En general, estamos ante una película bastante mala.
Lo mejor: Divertirte descubriendo fallos de raccord.
Lo peor: Es aburrida, predecible y nada original.