De pequeña nunca me gustaron las películas de Disney. Oír dibujos de princesas bailar y cantar con animales con letras estúpidas y construcciones de frases artificiales me ponía nerviosa porque no entendía nada. Dicho esto, en cuanto comenzó Tiana y el sapo (The Princess and the Frog, 2009) en su versión doblada, sabía que me iba a producir esa sensación. La primera canción es la típica de Disney, pero en cuanto aparecen los temas típicos de Nueva Orleans todo cobra mucho más sentido, sobre todo con el personaje doblado por Javier Gurruchaga, una voz que cuadra muy bien con el personaje y sus canciones.
La historia empieza con Tiana, hija de la niñera de una familia rica de Nueva Orleans, compañera de juegos de la hija de esta familia rica. Mientras la niñita rubia suena desde pequeña con cuentos de princesas, Tiana es más realista. La película sigue años más tarde cuando Tiana trabaja de camarera para ahorrar dinero y comprarse un local para montar un restaurante y su amiga de la niñez Charlotte sigue soñando con casarse con un príncipe azul, en el momento en el que casualmente aparece en escena el príncipe Naveen de Maldonia.
Lo mejor: los muchísimos detalles de las otras películas de los directores (La sirenita, 1989, Aladdin, 1992, o Hércules, 1997), los detalles políticamente incorrectos y el Dr. Facilier.
Lo peor: puede que a los niños más pequeños no les guste la estética oscura de algunas escenas, las pasteladas típicas de Disney siguen estando ahí.