¿Habéis visto el título? Los tres reyes malos es la traducción de The Night Before, que tras ver la película no tiene nada que ver ni con la historia ni con nada que se le parezca. Aquí veremos otra vez una peli de colegas, con las típicas coñas internas de la relación entre, por ejemplo, James Franco y Seth Rogen. Sin embargo, si algo es de agradecer, es que ya lleguemos a un tono mucho más realista que las pelis atolondradas anteriores. Sí, lo sé, tenemos al gran personaje interpretado por Michael Shannon que pone la nota discordante (madre mía, qué actorazo). La acción transcurre en la noche de Navidad, en la que tres amigos salen juntos a celebrarla año tras año, como si de una tradición se tratase, emborrachándose y yendo a los mismos sitios a divertirse. Pero esta vez será la última vez porque la edad va haciendo mella. Sin embargo, por casualidades de la vida, el protagonista se encuentra con tres entradas a la fiesta del Cascanueces, una fiesta mítica donde la droga corre a raudales, así que todo promete ser épico. Sin embargo, siempre que ocurre esto, al final se lía parda.
Siguiendo con el esquema de Cuento de Navidad de Charles Dickens, los protagonistas tendrán que fumar la hierba de las Navidades pasadas, presentes y futuras. Se encontrarán con el Grinch en forma de ladrona. Y, cómo no, tendremos la historia romántica con la chica protagonista. Todo esto aliñado con el coloque desmadrado de Seth Rogen y su mal viaje con unas setas. Los tres reyes malos es una comedia divertida en su justa medida, sin trascendencia y con moraleja, la de que la amistad va evolucionando y no es igual cuando tienes 15 que cuando tienes 35, pero si es una amistad verdadera da igual como sea, seguirá siendo amistad.
Lo mejor: El personaje de Michael Shannon.
Lo peor: La traducción del título (aunque no tan hardcore como en Brasil, donde se tituló Sexo, Drogas e Jingle Bells), los momentos poco graciosos.
