No esperéis un peliculón porque aquí no lo hay. Estamos ante otro telefilme de domingo con la típica historia estadounidense de una persona de éxito que vive en la ciudad a la que le dan una triste noticia y debe volver a su pueblo de origen, más aldea que pueblo, en donde se reencontrará con su familia, antiguos amigos y amor de infancia. Solo que en El juez, además, tenemos a Robert Downey Jr. y a Robert Duvall, y mientras que las personalidades de los dos personajes se enfrentan casi lógicamente, a medida que avanza el metraje vemos cómo ambos van aceptando su existencia tal y como es.
En este caso, Hank es un abogado de éxito capaz de defender a cualquier alimaña. En mitad de un juicio recibe una llamada avisándole de que ha muerto su madre, por lo que tendrá que volver a su pueblo para el funeral, donde se reencontrará con su hermano mayor, su hermano pequeño y su padre, el juez. Mientras que los enredos familiares se van sucediendo, de pronto, al personaje de Robert Duvall se le acusa de haber atropellado a un hombre y la acción de desarrollará con Hank defendiendo a su padre en el juicio. Todo esto podría haber sido una película de hora y media, pero sobrepasa de largo las dos horas, en las que vamos conociendo mejor al personaje del padre con la evolución de costumbre: de cascarrabias a lástima y, finalmente, todo se desarrolla para que aquellas personas más intensas, lloren desconsoladamente con el final. De todos modos, yo me lo he pasado bien. Y vosotros, ¿la habéis visto?
Lo mejor: Robert Duvall.
Lo peor: metraje demasiado largo, película muy predecible.