Pero qué gusto ver una película que sepa mantener la tensión durante hora y media y no tenga un final que eche por tierra todo el buen trabajo hecho hasta la última escena.
La invitación fue la ganadora del galardón a la mejor película en el festival de Sitges y está ahora mismo en cines, pero es que los vigueses tenemos la tremenda suerte de poder verla en versión original.
Al ser un tipo de película que me intrigaba, decidí no leer ni críticas ni reseñas, y mucho menos quise leer ninguna sinopsis que, a veces te destruyen las sorpresas que pueden ir surgiendo. Con el tráiler iba más que contenta.
Ahora, lo difícil, es escribir de la película en cuestión sin hablar en ningún momento de la trama.
La invitación nos presenta a una serie de personas que acuden a la invitación de la exmujer de un miembro del grupo de amigos. El protagonista, Will, interpretado por un magnífico Logan Marshall-Green, va con su novia a esta típica reunión de amigos que llevan años sin verse. Un planazo, vamos.
Pero a Will no le encaja nada de lo que se encuentra al llegar a su antigua casa. Todo es extraño. Y esa sensación nos la consigue trasladar tanto un guion asfixiante como unos personajes creíbles, unas actuaciones inspiradas y una dirección sutil.
Todos los ingredientes están mezclados en su justa medida para ofrecernos un producto perfecto que mantiene el nivel de suspense durante todo el largometraje.
Yay & nay
Lo mejor: Logan Marshall-Green (y no porque sea el doble de Tom Hardy).
Lo peor: Pensar constantemente qué harías tú mismo en la situación de algunos personajes.
Puntuación
