Nominada en varios certámenes por su banda sonora, La ladrona de libros puede ser uno de esos bodrios que llegan a las carteleras sin más pretensión que recaudar por ser la adaptación de un best-seller de Markus Zusak publicado unos años atrás. La historia de una niña tipo David Copperfield de Charles Dickens a la que le ocurren todas las desgracias habidas y por haber en tiempos de la Alemania nazi debe tener más que una serie de catastróficas desdichas. Ya hemos pasado por ello multitud de veces y no me atrae ninguna historia infantiloide sobre una niña que roba libros y los lee en voz alta para que un amigo se cure. Es más, ni siquiera los roba, porque los devuelve. La misma protagonista lo dice: no roba, toma prestado. Estoy segura que con el conocimiento de la dueña de los mismos.
Supongo que criticar una película que trata el tema del nazismo no es del todo políticamente correcto, pero creo que quien insulta la memoria de uno de los episodios más deleznables de la historia es este largometraje. Supongo que esta adaptación trasladará lo que aparece en la novela. Si es así, no me apetece leer la novela. Es más, tras ver la película, no me apetecía leer nada, cuando en teoría deberían haberme entrado unas ganas enormes de leer algo nuevo. Por otro lado, algo que me parece increíble es que hagan hablar a los personajes principales en inglés (peli estadounidense con estadounidenses) con acento alemán e incluyendo palabras en alemán por el medio. Pero lo más intrigante es que los nazis hablan en alemán (WTF?), pero, ¿no son de la misma nacionalidad? Por si fuera poco, los libros que roba están en inglés, igual que las palabras que apunta en el encerado que su padre adoptivo le fabrica en el sótano. Al final, a los alemanes que hablan alemán los vencen los estadounidenses, que liberan Múnich y todo es tan maravilloso que la película acaba en tres minutos. Miramos hacia atrás para ver qué hemos hecho las últimas dos horas y pico… y nos damos cuenta de que hemos perdido el tiempo. Por cierto, la banda sonora no es tan buena. Es que es de John Williams.
Lo mejor: el niño enamorado de la protagonista (tanto su personaje, que quiere ser el próximo Jesse Owens, como el actor es lo mejor de la película).
Lo peor: la voz en off de la Muerte y la infantilidad de sus personajes.