Ganadora del premio especial del jurado en el Festival de Sitges de 2014, Babadook consigue que quienes tenemos interés por este tipo de películas de terror nos sintamos atraídas por esa estética entre gótica e intrigante que viene directamente desde Australia.
Pero si buscamos en esta película de miedo algo del tipo Expediente Warren: The Conjuring vamos mal encaminados.
Sí, contiene varios ingredientes de las típicas películas de espíritus: un niño que parece ver cosas que no existen, un monstruo-fantasma que le hace la puñeta a la familia en una casa, sustos típicos con subidones de música efectista… pero en realidad nos encontramos con otra de esas películas que en el tráiler nos venden una cosa que luego no encontramos.
La película peca de los problemas de las películas de terror arquetípicas pero además intenta incluir un aspecto nuevo: un drama familiar que va desde la depresión de la madre por quedarse viuda y por tener que aguantar a un hijo que parece violento e hiperactivo.
El resultado deja a medias tanto el drama como el terror, con un final abierto y bastante desconcertante. Las buenas críticas son, sin más, el reflejo de querer aupar como «la mejor [insertar género cinematográfico] de los últimos 20 años» a la última película independiente con un mínimo de calidad, parafraseando una frase que he oído de Carlos Boyero recientemente.
Yay & Nay
Lo mejor: dirección artística (en cuanto al monstruo se refiere) y la interpretación de Essie Davis.
Lo peor: ese final desconcertante.