Culpa mía: pensaba que esta película era chilena o, por lo menos, latinoamericana. Pese a ser una coproducción de Estados Unidos, Chile y Colombia, no hay nada en este largometraje que tenga un mínimo de calidad LATAM. Y mucho menos chilena. ¿Estadounidense? Sí, puede ser. La historia narra la odisea de los 33 mineros que quedaron atrapados en una mina chilena durante 69 días utilizando la típica estructura: nos hace una introducción para saber la situación de cada uno, para ponernos en antecedentes y que su historia nos llegue al corazoncito cuando piensen que van a morir o cuando se vayan a salvar.
Es una pena saber de antemano la historia. Si no recuerdas el suceso, mejor no busques por internet qué sucedió porque, sabiéndolo, toda la historia pierde su gracia. Lo mejor de la película y en donde no profundiza en ningún momento, sino que tan solo toca de refilón, son los temas como el alcoholismo, la ausencia de prevención de riesgos laborales, el racismo, el circo creado alrededor de la desgracia y el populismo de los políticos. Y eso es precisamente donde flojea. Si la trama se hubiese centrado en cualquiera de estos temas en lugar del simple derrumbe y rescate seguramente todo habría salido mucho mejor.
Lo mejor: El momento del desprendimiento.
Lo peor: No emociona en ningún momento.
