¿Tenía que ser él? es una comedia típica estadounidense en la que el novio conoce al suegro y suceden una serie de estupideces que van desde el odio total por la poca compatibilidad de caracteres hasta el amor incondicional. Durante casi dos horas de película (demasiado, para algo ligero como esto), lo único que se puede sacar en claro es que tanto Bryan Cranston como James Franco son los protagonistas de verdad que sostienen el metraje sobre sus hombros.
Recuerdo una entrevista que le hicieron a James Franco en un late night, no recuerdo cuál, en el que explicaba su decisión de participar en esta película y fue, básicamente, por Cranston. Sin embargo, puede que haya otros intereses, como publicitar sus cuadros en la peli, bastante característicos, o simplemente divertirse con un personaje excéntrico que no requiere demasiada profundidad.
Sin embargo, ¿Tenía que ser él? tiene escenas bastante divertidas, teniendo en cuenta que no me suele gustar el humor típico de las películas de Judd Apatow. Sin embargo, la excentricidad de los personajes llega a ser soporífero a base de repetir una y otra vez los mismos gags con diferentes variantes, abusando de los tacos y del humor escatológico como método para provocar gracia sin ir más allá, sin arriesgarse a utilizar algo novedoso o, por lo menos, original.
La historia nos relata el viaje de una familia para pasar las navidades en la casa del novio de la hija predilecta, que resulta ser un multimillonario diseñador de videojuegos excéntrico pero, por lo que parece, buena persona. El metraje se basará en el choque generacional entre los padres y la hija y su novio.
Yay & nay
Lo mejor: Bastantes gags graciosos, el dúo protagonista.
Lo peor: Muy predecible, los gags aburren al utilizarlos hasta la saciedad.