La corrección política de las críticas. Es un tema del que ya he hablado con anterioridad. ¿Cómo vas a criticar una película que trata sobre la esclavitud, el racismo o la lucha de derechos de las mujeres? Hay ciertos sectores de la crítica que parecen no entender que el lenguaje cinematográfico no es lo mismo que un documental o una simple relación de secuencias. Así, podemos contar con unas cuantas críticas muy favorables a la película dirigida por Sarah Gavron simplemente por tratar este tema de la lucha de las mujeres británicas por conseguir el voto femenino. Sufragistas no es una buena película. Ni siquiera parece contar con un montaje digno del plantel de actores que trabajan en el largometraje. No existe un guion rompedor ni una historia con la que emocionarnos, sino que estamos ante una película de lo más convencional que solamente importa porque trata un tema espectacular y apasionante, pero cuyos personajes no transmiten lo más mínimo.
Quizá la vida me ha tratado demasiado mal como para no emocionarme con la historia de la protagonista. Quizá lo que ocurra es que no se sabe conectar con el espectador más allá de lo que unas páginas de Wikipedia. A veces, para contar una historia no es necesario trasladarlo a la pantalla mostrando lo mal que le puede ir la vida a alguien defendiendo a los oprimidos y vulnerables. Ver en Sufragistas cómo la vida de una sufragista se hunde, perdiendo trabajo, familia y salud, por luchar por sus creencias, de una forma tan tremendista, quizá es demasiado para mí. Quizá es que me aburrí muchísimo. Quizá es que tengo el gusto en donde me termina la espalda.
Lo mejor: Tratar un tema tan poco tratado en el cine como el de la lucha por el voto femenino.
Lo peor: Traducir el título sin saber las diferencias entre sufragetes y sufragistas, el montaje, la falta de emoción incluso cuando uno de los personajes está sometido a violencia carcelaria.