Muchas veces recuerdo los años 80 con cariño porque fue la época donde me crié, donde se alimentó mi hambre de cine y, por lo tanto, donde se forjó mi pasión por las películas de aventuras como las de Indiana Jones, Star Wars, Regreso al futuro, La historia interminable o los Goonies. J.J. Abrams también se crió siendo fan de todas estas películas, lo que se puede ver en todos sus filmes.
En Star Trek: en la oscuridad no falta el ingrediente aventurero, lo que hace de la película un gran entretenimiento.
No faltar al respeto a los fans más acérrimos de la saga de Star Trek, tanto de la serie como de las películas, es uno de los retos más difíciles que ha tenido que enfrentarse Abrams, y lo ha desarrollado de forma impoluta tanto en la primera película como en esta.
Aquí nos encontramos con que el capitán Kirk tiene que, una vez más, salvar la Tierra de un terrorista que puede poseer un arma de destrucción masiva.
Yay & nay
Lo mejor: la primera escena, entre Kirk y Bones.
Lo peor: por más que me pese, el personaje de Benedict Cumberbatch y su desarrollo.