Con un halo muy woodyalleniano, Lío en Broadway es la última película que nos regala Peter Bogdanovich. No lo voy a negar, el único interés que tenía para mí era poder disfrutar, una vez más, de una actuación de Rhys Ifans, uno de esos actores que, incomprensiblemente, me hacen gracia haga lo que haga. Poco me importaba, pues, que entre el reparto se encontrasen Owen Wilson, Jennifer Aniston o Imogen Poots. El resultado final ha sido bastante satisfactorio, puede que porque no me esperaba nada, pero la verdad es que me he reído de lo lindo. Lío en Broadway es la típica comedia de enredos donde las coincidencias hacen que el reparto se vaya encontrando en diferentes situaciones cómicas. Lo mejor de todo es que lo que yo pensaba que iba a ser lo mejor ha quedado eclipsado por la actuación de una grandísima Imogen Poots.
Con una estructura básica, unas cuantas deliciosas sorpresas y un argumento más cercano a ¡Qué ruina de función! (también de Peter Bogdanovich) que a cualquier película de Woody Allen, con un entorno bastante cuidado quizá gracias a que tras esta producción están Wes Anderson y Noah Baumbach, Lío en Broadway sigue las reglas clásicas para hacernos reír y pasar una velada entretenida sin darle mucho al coco. Esto último es a la vez lo mejor y lo peor del largometraje, como si fuese una película de Schrödinger, buena y mala a la vez. Puede que en otro momento de mi vida le hubiese dado otra puntuación, pero creo que tres de cinco estrellas se ajusta más a una película que, sin llegar a destacar, confirma que vale la pena echarle un vistazo, aunque poco después caiga en el olvido.
Lo mejor: Es entretenida, la actuación de Imogen Poots.
Lo peor: Es tan ligera que es fácilmente olvidable.