Es importante saber que Rebelde entre el centeno es la adaptación de una biografía. Este hecho significa que podrás disfrutar mínimamente de esta película si tienes algún interés en conocer un poco más J.D. Salinger y cómo creó su obra más conocida, El guardián entre el centeno. La película se centra en la labor creativa del autor en su juventud, desarrollando sus puntos fuertes y corrigiendo los débiles gracias a uno de los profesores de literatura más conocidos en la época: Whit Burnett (Kevin Spacey).
Si conoces un poco la biografía de Salinger quizá se te quede corta. Se obvian muchos detalles de su historia aunque podemos aceptarlo al ser una adaptación cinematográfica. Se han centrado en lo que importa para conocer la verdadera mente del prolífico escritor. Así podremos comprender cómo es posible que un joven con éxito se llegase a convertir en un anciano alejado de la sociedad.
Y lo cierto es que durante la primera mitad resulta un largometraje interesante. Vemos el proceso de la escritura de Salinger, qué fundamenta su literatura y cómo vivía para escribir. También sus traumas, sus miedos y el agobio de ser una figura expuesta públicamente. Me habría gustado que se arriesgase un poco más en la segunda mitad. Quizá la voz en off junto con la repetición del recurso de Salinger escribiendo en el hospital mental a causa de su estrés postraumático sea una de las causas de la monotonía del metraje.
Lo que se muestra en el resultado final es un relato políticamente correcto que no cuenta demasiado qué ocurrió en la Segunda Guerra Mundial como para que Salinger tuviese que ser ingresado. Incluso se pasa muy a vuelapluma por el tema de Oona O’Neill, una adolescente de 15 años que frecuentaba los círculos literarios con Capote como compañero de mesa y Salinger como ligue.
Oona O’Neill era la hija de un premio Nobel de Literatura pero que la abandono a ella y a su madre a los dos años. Por eso Oona entró en los círculos nocturnos de escritores y divagaciones. Así conoció a Salinger. Salinger se presentó como voluntario para acudir a la Segunda Guerra Mundial pero, cuando volvió, Oona O’Neill se había convertido en Oona Chaplin, una menor casada con Charlot. Un escándalo en Estados Unidos y en el extranjero. Esto afectó mucho a Salinger.
También se nos relata de pasada la experiencia de Salinger en la guerra. Si buceamos por Internet podemos descubrir que estuvo en unas cuantas batallas y en el proceso de desnazificación. Lo más seguro es que si a una persona le puede afectar una guerra, la dilatada experiencia de Salinger en batalla y todo lo relacionado con los campos de concentración pudo haberle impactado.
Así que si os interesa conocer un poco la personalidad de este escritor os recomiendo ver Rebelde entre el centeno, aunque os sabrá a poco y puede que necesitéis literatura de apoyo. Los fans de Salinger quizá no la puedan disfrutar del todo, aunque su primera parte, centrada en sus relatos cortos y el interés por aparecer en The New Yorker, es muy sugerente.
Yay & nay
Lo mejor: La primera mitad. Podemos conocer la personalidad que quería imprimir Salinger en sus relatos.
Lo peor: Anodina segunda parte. Pasa muy por encima la etapa de la Segunda Guerra Mundial. Demasiado políticamente correcta.