Vuelve Ralph y lo hace con ese sentimiento nostálgico de los recreativos. Esta vez, Ralph rompe Internet se centra en la búsqueda de un nuevo volante para Vanellope a la venta en eBay.
Para ello, deberán salir de su mundo de recreativos y adentrarse, a través de la WiFi que acaba de llegar al local, en un mundo inexplorado para ellos: Internet.
Ralph y Vanellope se adentran, a modo de road movie de Internet, como si, en realidad, estuviésemos presenciando la evolución natural de la amistad entre un tontorrón protector y una chica que representa la acción e hiperactividad.
Él, por supuesto, no quiere perder a la única amiga que tiene. Ella, sin embargo, está ansiosa por conocer nuevos mundos, nuevas amistades y subir de nivel.
¿Para niños, adolescentes o adultos?
Gran parte del éxito de Rompe Ralph vino por el sentimiento de nostalgia del que hacía gala durante la primera parte de la película. Como en Ralph rompe Internet, lo que más podemos disfrutar es la primera mitad del metraje.
Los dos personajes entran en una Internet plagada de anuncios, virus, likes, subastas y, por supuesto, trolls y estrellas por un día en la plataforma de vídeos del momento.
Con la excusa de tenerlo todo a mano, las referencias Disney copan el universo de Internet hasta conseguir la autocomplacencia perfecta del gigante empresarial, sobre todo con las princesas Disney.
Y, como Internet, esta secuela pierde su objetivo primordial: saber a qué público dirigirse. Precisamente, querer abarcar todo tipo de público es la perdición para un argumento centrado en la amistad.
Mientras que Ralph quiere seguir con su rutina diaria, Vanellope prefiere descubrir nuevos mundos y nuevas pistas que correr. Como adultos, sabemos que la vida está llena de eso momentos en los que tu mejor amistad lleva un camino diferente por la propia personalidad de cada uno. Los niños se perderán en una historia cuya moraleja es legítima pero está tan adornada de la misma publicidad de la que pretenden mofarse que acaba siendo una banalización del uso de las redes sociales y del estrellato efímero.
Como adentrarse en la misma Internet
Y es que si comienzas con buen ritmo, has de mantenerlo hasta el final para que el público no se agote. Ralph rompe Internet dura casi dos horas. Si esta duración ya es muy difícil para que un niño mantenga la atención, cuánto más un adulto al que no le estás ofreciendo una historia interesante.
Me encanta la primera parte del filme. Retrata a la perfección el mundo de Internet y lo que puedes encontrarte, incluso hablando de la Deep Web. En unos términos que obviamente pueda entender todo el mundo, claro está.
Sin embargo, la explicación de la intromisión de un virus en Internet queda demasiado difusa y parece una excusa inventada para lo que vendrá después: un revoltijo digno de las peores pelis de acción.
Yay & Nay
Lo mejor: El primer tramo de la película. La presentación de una Internet personificada.
Lo peor: La extravagancia en la que se convierte. Demasiado metraje. Acaba banalizando aquello que en un principio pretende criticar.