Sigo viendo películas de terror y esta vez de mano de Netflix. Puertas abiertas es una de esas películas que es mejor evitar. Pese a que resulta interesante la situación de mujer recientemente viuda y su hijo, obligados a dejar su casa por un padre irresponsable que los llena de deudas, la resolución es insatisfactoria si hablamos de unos mínimos.
Madre e hijo se trasladan a la casa de la hermana de ella, una casa casi en medio de la nada excepto por una vecina un poco creepy y unas jornadas de puertas abiertas en las que hay un montón de personas interesadas en comprarla. La hermana necesita vender también su casa por problemas de dinero, así que además de cuidar la casa, madre e hijo deben dejarla vacía cada vez que vienen estos visitantes.
Cómo no, irán pasando cosas extrañas como, por ejemplo, que se apague el calentador cada vez que la madre se ducha. He de decir que a mí me pasó eso y es probable que haya algún problema con la extracción de gases, pero aquí ni siquiera el técnico es capaz de arreglarlo. De repente también desaparece el móvil del chaval, que no se preocupa demasiado hasta que lo encuentra varios días después lejos de donde lo había dejado. Pero no pasa nada.
Solo es en los últimos minutos cuando de verdad comienza a haber algo de ritmo con un asesino del que no conocemos nada y que pretende arruinar la «feliz» estancia de madre e hijo. Entre los dos surgirán, a medida que aumenta su angustia, discusiones provocadas por temas personales de los que no eran capaces de hablar, así que supongo que tener un asesino en casa les venía bien durante unos momentos (mode ironic ON).
Pero lo peor de todo es que la película es demasiado lenta, no avanza, la trama tiene poco interés salvo por la intriga de qué va a ocurrir… aunque no ocurre demasiado. El tramo final, que viene muy al final después de un letargo que dura demasiado, es rápido, violento y raro. No hay demasiada sangre ni se ven vísceras, pero sí escenas que pueden herir sensibilidades. Eso sí, el giro final me ha dejado descolocada.
Aun así, la valoración general de Puertas abiertas no es demasiado favorable. Pese a la escasa hora y media de metraje, se hace demasiado larga y, como digo, lo que les ocurra a los dos protagonistas, que se comportan como si fuesen adolescentes, no tiene sentido. Al menos, el adolescente se comporta como tal cuando le dice a su madre que ojalá se hubiese muerto ella en lugar de su padre. Como para enseñarle modales al renacuajo este.
El reparto no aporta demasiado a unos personajes muy poco dibujados. Por mencionar uno de los aspectos que no me encajan, el tema de la vecina se podría haber ahorrado porque aporta cero a la trama. Su personaje parece escrito para rellenar minutos en una cinta que ya de por sí poco tiene que contar.
Yay & nay
Lo mejor: Los primeros minutos. Solo dura hora y media.
Lo peor: El final abierto. Se hace larga y aburrida. Los personajes no están desarrollados.