Me encanta Michael Shannon. Es uno de esos actores que creo que algún día podría llegar a ganar un par de Oscars si todo le va bien. Sus papeles en Take Shelter, Revolutionary Road (por el cual le nominaron al Oscar) y en la serie de la HBO Boardwalk Empire interpretando al agente Van Alden son un claro ejemplo de ello. También lo hemos visto en la gran pantalla como General Zod en El hombre de acero y en películas independientes como Mud, Shotgun Stories o Young Ones. Pero también lo hemos visto aquí sobreactuando en una película que va sin rumbo desde el principio.
Y es que David Koepp, en los cines ahora con Mortdecai, consigue que una película que en teoría debería ser ejemplo de velocidad caiga en el aburrimiento en incontables ocasiones durante su escasa hora y media de duración. Sin frenos cuenta la historia de un repartidor en bicicleta que verá cómo en un día como otro cualquiera la entrega de un paquete le complicará la existencia con un policía no muy honesto, con su rival en la empresa de reparto, con su novia (que también trabaja en la misma empresa) y con un policía en bici que lo quiere atrapar a toda costa tras haber provocado un accidente. Podría haber sido una película entretenida, pero lo que han conseguido es que tenga la típica calidad de película estrenada directamente en DVD.
Lo mejor: la banda sonora.
Lo peor: pese a la velocidad de las bicis, se hace lenta y monótona.