Y el cero de este año va para… Pixels, película de Chris Columbus, director de Señora Doubtfire y de Solo en casa. El director de las primeras dos aburridas entregas de Harry Potter hasta que Cuarón mejoró la serie sobremanera con Harry Potter y el prisionero de Azkaban.
Este director ha hecho una película coescrita por Adam Sandler y ha perdido todo mi respeto. El poco que le tenía, claro está. Da igual que en el reparto nos encontremos con una Michelle Monaghan o un Piter Dinklage. Han intentado hacer una comedia de acción revival de los videojuegos clásicos y lo único que han conseguido son 105 minutos de aburrimiento.
Porque sí, señoras y señores, esta película tiene la gracia en el culo. Muchos dirán el «te lo dije» típico. Les doy la razón. No sé por qué por mi mente pasó la idea de que esta película sería, al menos, un reencuentro graciosete con los videojuegos de mi infancia. Craso error.
La historia no tiene ni pies ni cabeza. No voy a entrar en para qué tendrá que ir el ejército de Estados Unidos a Reino Unido, como si estos últimos no tuviesen ejército. Tampoco entraré en machacar la relación del presidente de EE. UU. con su amigo, que entra en la sala de situaciones como perico por su casa. Tampoco en cómo, la única mujer entre los protagonistas, solo sirve para hacer de secretaria y, pese a que ha escalado hasta casi lo más alto del escalafón militar en uno de los países más militarizados, sus únicas tareas son de secretaria y únicos elogios son hacia su físico.
Pero en lo que sí entraré es en que parece que los únicos frikis de videojuegos son unos nerds de EE. UU. que rondan la cincuentena, y que ellos son los únicos que pueden salvar el mundo, cuando todos sabemos que los mejores gamers estuvieron, están y siempre estarán en Corea del Sur.
Yay & nay
Lo mejor: no salvaría nada de esta basura.
Lo peor: Adam Sandler intentando ser gracioso con unos chistes que no tienen gracia. ¿Qué hay peor que una comedia sin gracia?