El director de Take Shelter dirige lo que en principio es una película de niños pero presentada con un cartel con Matthew McConaughey ocupándolo todo, incluso como primer nombre como protagonista, cuando en realidad para mí es el primer secundario. Sí, está en boca de todos, pero aquí los protagonistas son dos niños en busca de un referente en la vida, Mud, idealizado por su amor incondicional a Juniper, ya que las familias de los críos están totalmente desestructuradas.
Tal y como nos contaron en Take Shelter, todo se desarrolla en un pequeño pueblo. En este caso, nos encontramos a la orilla del río Arkansas, con dos niños en la adolescencia (Ellis y Neckbone) que se disfrazan de chicos duros y que en realidad son tan independientes del resto de la sociedad como dependientes el uno del otro. Las carencias de Ellis están suplidas por Neckbone y viceversa. Pero en una de sus aventuras encuentran a Mud (Matthew McConaughey), un fugitivo que necesita ayuda para escapar con su chica. Aunque la idea se desarrolla correctamente, la historia engancha y el reparto es espectacular, la realización sufre un bajón en el momento en el que llegan los gánsteres al pueblo en busca de Mud, que solo remonta en un momento hacia el final para volver a caer en el final «feliz».
Lo mejor: el tiroteo en el río.
Lo peor: a mucho que me pese, la aparición de Paul Sparks (el Mickey Doyle de Boardwalk Empire).