Creía que Mi monstruo y yo era la típica película fallida sobre el mítico monstruo del Lago Ness. Al final he visto una especie de Liberad a Willy ambientada en la Segunda Guerra Mundial, una película infantil a la que se le quiere dar un empaque visual un poco más maduro sin lograrlo.
He de reconocer que los primeros minutos, en los que el protagonista encuentra el huevo del monstruo y lo cría en su casa antes de llevarlo a que crezca en el mar, son divertidos e interesantes. Pero esta adaptación de la novela de Dick King-Smith resulta fallida en muchos aspectos, empezando por el tono ingenuo y extremadamente infantil en el desarrollo de la historia.
Quizá sean mis ojos de adulto los que no me dejan meterme en la película, pero la forma de contar la historia, a través de un flashback contado por un anciano a unos turistas que van buscando historias fantásticas en tierras escocesas, no me parece la más opción más idónea para llegar al corazón del espectador.
La trama nos presenta a un niño que vive recordando a su padre, destinado en la guerra, mientras vive con su madre en una especie de estado de shock ya que todo parece indicar que su padre ha muerto en el frente.
Encontrar un huevo mágico y cuidarlo le devolverá la ilusión, pero se las tendrá que ver para ocultar el hallazgo a su madre y al ejército que se instala en los aledaños de su casa. Descubrir a Crusoe, como llama el protagonista a su único amigo, supondría descubrir la única esperanza del joven Angus para conectar con algo que le devuelva a la realidad… pese a que ello sea una criatura fantástica.
Yay & nay
Lo mejor: Las escenas en las que Crusoe está creciendo en la casa con Angus, Emily Watson.
Lo peor: Efectos especiales, es demasiado infantil.