Mucho he leído sobre la secuela de Los extraños los últimos días. En Cacería nocturna, primera secuela de la película de Bryan Bertino, asistimos a una trama de lo más simple, con una estructura típica del slasher y sin demasiadas complicaciones.
Y es que Cacería nocturna hace gala de todos aquellos tics de los slasher de los 70 y 80. Utiliza los movimientos de cámara típicos, el típico zoom, fotografía, música… En realidad es como ver una película de serie B de aquella época teniendo en cuenta que los efectos visuales y maquillaje han evolucionado en 40 años una barbaridad.
Quizá lo que más «rechine» al espectador sea su escasa conexión con la película original más allá de la aparición de unos psicópatas enmascarados. Más incluso que las tremendas torpezas de guion por el comportamiento de la familia protagonista. Esto es algo que se puede solventar viendo esta secuela sin haber visto la primera parte. Parecen independientes y cualquier espectador puede hacerlo sin verse obligado a estudiar una trama previa.
Pero diría más. Los extraños: Cacería nocturna me recuerda a las secuelas ya clásicas de las películas de terror y del subgénero slasher. Ya nos lo habían contado en Scream 2: más sangre, más vísceras, más cadáveres y asesinatos más retorcidos. Aquí las reglas se cumplen siguiéndolas al pie de la letra.
Una familia se traslada al internado al que enviarán a su hija díscola por algo que no nos van a contar. Su comportamiento errático los obliga a ello. De camino, paran en un parque de caravanas propiedad de los tíos de la madre. Sin embargo, cuando llegan, de noche, comprueban que el ambiente está demasiado tranquilo excepto por una chica que llama a su puerta preguntando si está Tammy. Poco después comenzará una persecución sin atender a razones para matar a los nuevos visitantes. Como veis, una historia «de toda la vida» que, si te gustan las películas de género puede que te haga algo de gracia.
Yay & nay
Lo mejor: El homenaje a los slasher de los años 80.
Lo peor: El comportamiento de los personajes.