Los archivos del Pentágono es la última película estrenada por Steven Spielberg, en enero de 2018. A finales de marzo estrenará Ready Player One y eso solo significa que las labores de postproducción de esta última han sido tan inconmensurables que le ha dado tiempo a rodar otra película en medio. Cuando investigas un poco te das cuenta que The Post empezó a rodarse en mayo y Ready Player One en julio de 2016. Así que, por favor, dejad de decir que Spielberg ha rodado dos películas a la vez.
Pero yendo al tema de esta crítica, Spielberg lleva a la pantalla uno de los casos más flagrantes de intromisión de un gobierno en la prensa: querer parar la publicación de una serie de documentos que implicaban el conocimiento de varios presidentes estadounidenses sobre la verdad en Vietnam. Al parecer, el gobierno de Estados Unidos llevaba años mintiendo sobre una imposible de ganar. Esto es lo que encendió al pueblo estadounidense junto con la publicación de todo tipo de masacres perpetrados contra la población civil en la península de Indochina, mentiras de los presidentes y ocultaciones de la verdad.
Los papeles del Pentágono en realidad eran extractos publicados de un informe realizado por McNamara (secretario de Defensa con Kennedy), un informe de varios volúmenes, analizando todos los aspectos relacionados con la Guerra de Vietnam. Y uno de los funcionarios de menos nivel lo filtró todo al New York Times para denunciar las argucias de un gobierno que actuaba de forma inconstitucional.
Drama basado en hechos reales
¿Qué nos cuenta Spielberg de todo esto? El director se centra no en la publicación del New York Times, sino en la temible decisión del Washington Post: teniendo en su poder fragmentos de ese informe de McNamara y sabiendo que Nixon había ordenado al Times, a través de los tribunales, no publicar noticias sobre dichos papeles, ¿es lícito publicar el informe?
Personalmente, creo que la película se pierde demasiado en jugar con qué es lo moralmente legítimo cuando en ningún momento se duda de qué ocurrirá. Es decir, esa tensión que se supone debe contener esta pieza, se diluye entre diálogos sobre si Nixon va a denunciar al Post o sobre si tener amigos en el gobierno implica que debas sacarle partido para tu periódico.
Guion flojo y factura impecable
El guion me ha resultado bastante débil, si bien no puedo decir que sea una película mal rodada. Todo lo contrario. La factura es impecable. O quizá haya entendido mal el propósito de Los archivos del Pentágono y en lugar de centrarme en la película en general debería haberme fijado en la lucha de una mujer como Kay Graham en un mundo de hombres, tanto en política como en la prensa. Hay una escena aterradora, cuando dice en alto que ella no es su padre o su marido, como excusándose por ser «hija de» o «esposa de», algo que no tendría que decir si hubiese sido un hombre.
Muchas de las escenas están rodadas para remarcar este problema. En la redacción, en un restaurante, en el consejo de administración… Todos son hombres salvo por alguna mujer que trabaja como periodista. Aun así, los que toman las decisiones son hombres que desprecian o ningunean a la dueña del Washington Post simplemente por ser del sexo opuesto, lo que significa que es «el sexo débil» y que no sabe hacer su trabajo fuera de su hogar.
Mi inquietud al oír hablar de esta película siempre fue si no era más emocionante comprobar lo sucedido en la redacción del Times antes de publicar su serie de noticias sobre el tema. O lo que se les vino encima después. O las llamadas telefónicas que tuvieron que hacer y recibir durante esos días. Supongo que Spielberg no quería que confundiesen su película con un remake del telefilme Traición en el Pentágono, con James Spader y Paul Giamatti.
Yay & nay
Lo mejor: Meryl Streep. El reconocimiento a labor de Kay Graham.
Lo peor: Tom Hanks. La falta de suspense. Metraje demasiado alargado.