Hace tiempo que no comulgo con el público en general en cuanto a las nuevas modas que aparecen. La llamada se ha convertido en España en todo un acontecimiento. «Los javis» ya son los nuevos famosetes que crean tendencia. Y todo por la película más cercana a una idea sin desarrollar que he visto en mucho tiempo. Y me explico.
Los primeros minutos de La llamada son originales (aunque casposos) y divertidos. En un campamento de monjas, una chica sueña con una especie de Frankie Avalon de Grease pero cantando canciones de Whitney Houston. La chica se piensa que es Dios. En cuanto vuelve en sí, se va a la fiesta del pueblo en Segovia con su compañera de habitación y amiga a emborracharse y a disfrutar del perreo y el reggaetón.
Al volver al campamento, ambas amigas se quedan castigadas sin poder ir a una salida con el resto de sus compañeras, así que deben quedarse a limpiar y a recoger todo el campamento. Es aquí cuando la trama se vuelve tediosa, repetitiva, con lo que solo pude mantener la atención gracias a la vis cómica de Belén Cuesta (la monja enrollada).
Es en estos momentos en los que descubres que escribir una buena historia es difícil. Para La llamada es una lacra poder mantener una trama con un nudo que resolver de forma original. Las dos protagonistas discuten y llevan subtramas independientes para juntarse al final con una resolución rocambolesca y digna de cualquier película sin ideas.
Pero lo peor ha sido acompañar la ¿evolución? de estos dos personajes de los cuales no se nos cuenta nada más que un par de anécdotas que les ocurren en su campamento de verano. No encuentro personajes interesantes salvo el de Sor Milagros, una monja que parece que pierde su vocación porque recuerda lo que le gustaba la música antes de ordenarse. Lo de Sor Bernarda es un tema aparte, ya que aparece como la nueva ¿superiora? del campamento en plan dictadora y se vuelve riquiña de repente, perdiendo toda la imagen que quiere dar hacia sus niñas.
Es más que probable que si La llamada no fuese un musical, me habría gustado más. Tengo un problema con este tipo de musicales donde los que cantan no lo hacen tan bien, las voces no tienen carácter, las letras y las melodías son bastante pobres y los momentos escogidos para esos episodios musicales están metidos con calzador. No entiendo cómo algo así ha podido ponerse de moda y cómo pudo estar nominada a mejor guion adaptado (por no hablar de su nominación a mejor película) en los Goya.
Yay & nay
Lo mejor: Belén Cuesta.
Lo peor: Los números musicales y el del final da vergüenza ajena. El poco desarrollo de los personajes. Tramas inexplicables. Falta de congruencia en los personajes principales y en Sor Bernarda.
Te has desahogado a gusto, me alegro, no conocía la película y la apuntaré en la lista de las evitables a toda costa. Gracias por el aviso a los navegantes 🙂
Si no te gustan los musicales, evítala a toda costa!
El problema es que me gustan, algunos, otros no puedo con ellos. Cantando bajo la lluvia puso el listón muy alto 🙂