Con el foco puesto en las estridencias del ser humano, el director griego Yorgos Lanthimos nos ofrece con La favorita un viaje directo al siglo XVIII, a sus excesos e hipocresía, a la falta de empatía del Gobierno y la Corona por sus súbditos y a la lucha interna por el poder.
La trama discurre en el reinado de Ana Estuardo, primera reina de Gran Bretaña. La reina (Olivia Colman), con problemas de salud, se deja influenciar por su favorita en la corte Sarah Churchill (Rachel Weisz). La influencia de esta última no solo no nota en el campo político, sino también en las relaciones personales en palacio y todo tipo de aspectos que se relacionen con la propia reina. Ana, débil física y mentalmente, es totalmente gobernada por Sarah, quien aprovecha su influencia para aumentar su propio poder y el de su marido.
Sin embargo, todo se trastoca cuando aparece en escena la prima de Sarah, Abigail (Emma Stone), quien con artimañas intenta manipular a la reina para ser ella la favorita, ganar poder y, de paso, hundir a su prima.
El Lanthimos menos Lanthimos
Pese a que la historia se aleja de los convencionalismos imperantes en Hollywood tanto en forma como en contenido, La favorita es quizá el proyecto menos personal de Yorgos Lanthimos.
El primer lugar (y pese a que su filmografía no es demasiado extensa pero tampoco demasiado corta), el propio Lanthimos no participa en el guion. ¿Es quizá este uno de los motivos por los que la película, que ha obtenido 10 nominaciones a los premios Oscar, es la más mainstream del director?
El cine del director griego siempre ha tratado los convencionalismos sociales desde una perspectiva propia, bajo un prisma de los instintos más básicos del ser humano.
En La favorita consigue ofrecer al público la misma visión con un lenguaje más cercano al público convencional. La relación personal entre las tres protagonistas, que realizan unas interpretaciones brutales, condimentadas por unos personajes masculinos y contexto histórico que rayan el absurdo, acercan la locura de la realidad a quien quiera darle una oportunidad.
Prueba de ello son sus diez nominaciones a los Oscar, incluyendo mejor película, dirección y trío protagonista, además de guion, montaje, fotografía, vestuario y diseño de producción. Todas ellas, nominaciones merecidas en una de las mejores películas producidas en 2018.
Yay & Nay
Lo mejor: Actuaciones. Fotografía. Diseño de producción.
Lo peor: Abuso del gran angular aunque se note que es una elección personal del director.