Mucho había oído de La cura del bienestar pero no había tenido la oportunidad de echarle el ojo a la película de Gore Verbinksi.
Con una puesta en escena preciosa, el filme se desarrolla en un retiro espiritual, alejando a los magnates de los problemas empresariales y aislándolos de cualquier aspecto que pueda perturbar su paz.
En este contexto, una nueva promesa de los negocios es enviado a este balneario para poder sacar al CEO de su empresa y arreglar unos papeles. Sin embargo, se verá envuelto, en primer lugar, en una trama de intriga, para después derivar en una película de fantasía pasada de vueltas.
Una primera mitad intrigante
Y es que Lockhart, el protagonista, llega a una residencia en donde los ricachones se dedican a asistir a terapias de relajación. Unas terapias, cuanto menos, sospechosas.
En los primeros momentos también asistimos a unas escenas extrañas en las que parece que el agua tiene unos bichejos o unas propiedades especiales que hacen sanar a los pacientes y, como el propio título indica, aportar bienestar.
Por si fuera poco, vemos que los residentes que llegan al sanatorio parece que nunca se van. Es más, la primera vez que se va Lockhart, tiene un accidente y debe volver para recuperarse de una pierna rota. Además, la presencia siempre enigmática de Mia Goth le da un toque especial a la historia.
Pero a medida que avanza la trama nos vamos dando cuenta que la intriga va a derivar en algo sobrenatural. Tranquilos, no haré destriparé el final pero sí diré que no tiene sentido darle una vuelta de 180º a una historia que, de por sí, fundamentaba su trama en el misterio.
Del thriller a la fantasía en tres segundos
Una de las cosas que peor me han sentado es el giro del thriller a la fantasía pura en La cura del bienestar. En las casi dos horas y media de metraje vemos cómo nuestras expectativas sobre asistir a una gran película de suspense se tornan en decepción cuando el director opta por contarnos, a golpe de giros argumentales, un laberinto de mentiras y comportamientos más allá de la moral.
El guion acaba siendo ridículo en el momento en el que vemos por dónde se va a resolver. Pero es que todavía nos tienen un par de sorpresas finales que no solo son ridículas, sino que se convierten en muy cómicas tanto por el fondo como en la forma de planteárnoslas.
Yay & Nay
Lo mejor: El primer tramo de película. Las interpretaciones de los actores principales.
Lo peor: Los diferentes finales que tiene. La forma de resolver la trama. Incoherencias del guion en relación con la trama final. Excesiva duración.