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Kill Me Three Times (2014)

Kill Me Three Times

Si os menciono a Callan Mulvey seguramente no sepáis quién es, pero si os digo que era Drazic en la serie australiana Los rompecorazones seguro que ya os suena. ¿Por qué menciono esto? Porque uno de los protas, precisamente el que veis en el cartel en la esquina inferior derecha, es el susodicho actor. Dicho esto, también contamos con el hermano feo de Thor (a ver, no es feo, pero claro, no se puede comparar a sus hermanos), al compañero de Tom Cruise en Cocktail, el prota de 300: el origen de un imperio (donde también salía Callan Mulvey) y Simon Pegg, uno de los protas de la Trilogía de los tres sabores del Cornetto. Con Simon Pegg todo parecía que iba viento en popa tras la primera escena, en la que nos quedamos un poco desconcertados porque no sabemos por dónde irán los tiros.

En realidad, la película va dando tumbos hasta que al final va remontando, pero no nos compensa pasar el tiempo frente a la pantalla de una pseudoimitación de las primeras películas de Guy Ritchie (Lock, Stock and Two Smoking Barrels y Snatch). El problema está en que ni por asomo el guion es tan divertido como esas pelis ni la supuesta complejidad de las tramas independientes cuaja tan bien al final. Digamos que Guy Ritchie sabe cómo llevar varias tramas a la vez para que fluyan hacia un épico final cuando aquí las tramas vagan torpemente y nos encontramos con un final mal rematado, aunque no por ello menos previsible. Kill Me Two Times es una oportunidad desaprovechada para hacer un cine light divertido, quizá por ello nunca la veamos en nuestro país y salga directamente en el mercado de DVD.

Lo mejor: las localizaciones y la fotografía.

Lo peor: las tramas se presentan de forma confusa y no se desarrollan coherentemente.

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