Joshua Michael Stern nos cuenta en jOBS (2013) un biopic sobre la figura de Steve Jobs, uno de los fundadores de Apple, desde sus inicios como estudiante hasta su vuelta a la compañía en los 90 tras su renuncia o despido a mediados de los 80. Al principio vemos cómo unos amiguetes intentan montar una empresa de ordenadores teniendo de base a una serie de ingenieros informáticos y técnicos por un lado y la cara bonita y la labia de Steve Jobs por otro. Si bien nos se nos muestra desde un principio que Jobs se aprovecha del trabajo de los demás (patente en la escena del juego de Atari cuando le miente a su en teoría amigo), esto queda relegado a un segundo plano y el resto de las dos horas se dedican a glorificar las bondades del famoso CEO de Apple.
Y con «glorificar las bondades de Apple» me refiero a que parece que Steve Jobs no hizo nada más y que todos los productos de la marca están pensados para ser una extensión del usuario cuando en realidad, desde la vuelta de la compañía a una posición puntera, se han dedicado a hacer lo que siempre han dicho que no harían: poner por delante la ganancia de dinero sobre la experiencia del consumidor. Aunque la película es entretenida si la vemos como un telefilm, he echado de menos que se centrasen algo más en los años tras la ruptura con Apple porque se creó una de las mejores compañías de animación de la historia del cine: Pixar. En resumen, desde luego que jOBS no es una película sobre Steve Jobs, sino una película sobre Apple: su nacimiento, su expansión, su caída y los principios de su vuelta al auge.
Lo mejor: las escenas en las que el taller está en el garage del padre de Steve Jobs.
Lo peor: de la mitad hacia adelante de la película centrándose en «por qué yo hago todo tan bien y tan bonito» y «me han echado y yo mantenía esto a flote».