La caza es una de esas películas que te llena de indignación. Aunque sepas que estás viendo una película de ficción, tanto el reparto como el guion como toda la ambientación hace que parezca que estás viendo algo tan real como la vida misma. La falsa acusación de una niña hacia su profesor de guardería, hace que todo un pueblo se ponga en contra de uno de los miembros más valorados de su comunidad. Por si esto fuese poco, nuestro protagonista sufre no solo por ello, sino porque su mujer no le deja ver todo lo que quisiese a su hijo después de un proceso de divorcio no muy amigable.
Pero Lucas no sufre solo por ser acusado injustamente. No poder disfrutar de la educación de sus niños, su nueva y esperanzadora relación sentimental, su relación con su hijo que quiere vivir con él en contra de los deseos de la madre, la relación con su mejor amigo, sus compañeros, sus vecinos, todo se ve afectado. Una de las escenas finales, en la iglesia, pone los pelos de punta.
Lo mejor: el reparto, incluso los niños, hace un trabajo espectacular.
Lo peor: que el protagonista no denuncie a la policía los abusos a los que es sometido.