No soy demasiado fan del subgénero de terror de home invasion y creo que por ello no he sabido disfrutar de una peli como esta, con una buena factura e interpretaciones muy dignas. En los primeros minutos se nos presenta correctamente al personaje principal, Maddie, una escritora de novelas de suspense sordomuda, que vive en una solitaria casa en medio de un bosque. Es curioso porque, pese a que no se nota en absoluto durante los primeros minutos de la protagonista, tenemos la sensación de que es sordomuda por la forma de presentarnos esas primeras secuencias. Una amiga visitará a Maddie y, con ella, comprenderemos que es sordomuda y escribe esas novelas porque oye una voz que le dice cómo seguir las historias. Es la voz de su madre muerta.
En este punto creía que nos iban a presentar una historia de fenómenos paranormales, pero en pocos minutos se convierte en ese home invasion en el que John Gallagher Jr. aparece para acosar a la protagonista en principio en una gran variedad de formas y métodos. Digo en principio porque, en realidad, pese a que la película dura como un capítulo largo de Game of Thrones (80 minutos), se hace larga y repetitiva hasta que, en los últimos minutos, Mike Flanagan vuelve a acaparar nuestro interés aunque sea para prepararnos para el final que hemos estado esperando demasiado tiempo. Parte de culpa de la desidia que produce este filme en casi todo su metraje proviene de un villano al que le falta maldad, inteligencia y carisma. Si a ello le añades unos grandes agujeros en el guion que no se pueden ni recomponer con explicaciones convincentes, obtienes una peli menor y que olvidarás en unas semanas.
Lo mejor: Los primeros minutos y los últimos, la fotografía.
Lo peor: El villano y los agujeros gigantes en el guion.