Y Mel Gibson se la hizo a la Academia de Hollywood. Una americanada más pero esta vez basada en hechos reales: un miembro de una secta decide no acatar las normas del ejército y se va a la II Guerra Mundial a poner a salvo heridos.
Me quedo estupefacta al comprobar que buena parte de los primeros minutos se dedica a presentarnos no más que un telefilme barato en el que unos niños y su madre viven en un hogar con un padre alcohólico y maltratador.
Esto se nos cuenta a través de flashbacks dentro de flashbacks que si no pones demasiada atención no te enteras en qué época estás. Los flashbacks no se terminan ahí y Mel Gibson los seguirá utilizando hasta el final del metraje como recurso para alargar todavía más los minutos que estira abusando de escenas a cámara lenta.
Tras esa hora de introducción, en la que nuestro protagonista la liará parda al alistarse en el ejército sin querer tocar un arma ni trabajar los sábados, llega el momento que esperábamos: la llegada a Okinawa, el desembarco de unos soldados entrenados en la academia militar durante unos meses y la comprobación que la guerra es un horror.
La primera toma de contacto con la situación en el Pacífico la vemos en la misma Okinawa. Desmond Doss llega junto a su regimiento para sustituir al batallón que se retira menguado por las bajas y la dureza de la batalla por el acantilado de Hacksaw (acantilado de Maeda en realidad, pero llamado así por los estadounidenses, ya sabéis lo mucho que les gustan los remakes).
Tras medir sus fuerzas contra los japoneses, los yankees se retiran al segundo día por el acantilado, pero Doss se queda para salvar, uno a uno, a sus compañeros y superiores heridos.
Sin armas y solo con su ingenio, conseguirá bajar a 75 hombres para que pudiesen ser atendidos. La historia se adorna con una banda sonora machacona que, ojito, es del mismo compositor del que hará la de Wonder Woman, y con detalles tirando a gore que tanto le gustan a Mel Gibson.
Quizá esto sea lo mejor de una película extremadamente sobrevalorada y que solo se entiende su nominación a mejor película por la cuota de patriotismo entre las nominadas.
Yay & Nay
Lo mejor: El maquillaje y los efectos especiales hiperrealistas.
Lo peor: Una historia demasiado patriótica para mí, el abuso de la cámara lenta, una primera hora para olvidar con la historia romántica que no tiene nada que ver en el desarrollo final.
Infumable! ese momento de Spiderman a lo shaolin soccer con la granada y la facilidad con la que atraviesa el campo de batalla cargando hombres heridos a metro y medio de los japos que no se enteran de nada es… bueno, es muy Gibson jajajaja