Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien en una película de la Marvel. Por fin han dejado el peso argumental de una película en sus personajes y en un guion más cercano a la comedia que a la acción. Por supuesto, no voy a decir que Guardianes de la galaxia sea una película sin acción, pero no es eso lo más importante. Así como si de un cómic de verdad se tratase, aquí vemos la personalidad de todos los personajes principales, aunque exageradas al 100 %, haciendo hincapié en sus especialidades de combate. La escena de los créditos iniciales marca la diferencia con las últimas películas de la Marvel, acercándose más a lo bueno de Iron Man que a lo malo de Los Vengadores o Capitán América.
Y es que lo bueno de Guardianes de la galaxia es que se ríen de sí mismos y James Gunn lleva de la mano todo ello sin ser menos que Joss Whedon o Jon Favreau. La historia de un humano secuestrado por alienígenas convertido años después en un contrabandista que consigue un orbe de poder que le hace encontrarse con el que después será su equipo: Drax, Groot, Gamora y Rocket. Como en cualquier película comiquera que se precie, al principio saltan chispas entre los protagonistas, pero después unirán sus fuerzas contra el mal, esta vez personificado por Ronan.
Lo mejor: el mapache y el tono cómico de la película, lo realista que parece todo a pesar de ser cine fantástico.
Lo peor: explosiones y combates por doquier.