Ghost in the Shell (2017)

Pese a que no tenía muchas expectativas en este remake del anime de Ghost in the Shell, he decir que la peli de Rupert Sanders ha superado mis expectativas ya no solo por evitar completamente el tema principal de la original para darle toque blockbuster hollywoodiense, sino que además nos avisa desde el principio del whitewashing dando excusas sobre el origen de Major y, por si fuese poco, desde la primera escena ya nos explican exhaustivamente qué le ocurre al personaje principal aclarando, por si quedaba alguna duda, que ghost es el alma y shell es el cascarón del cuerpo del cyborg protagonista. Minutos después, nos lo vuelven a repetir y así hasta la saciedad. Ghost in the Shell es un quiero y no puedo como largometraje filosófico sobre los avances de la tecnología que, en cierto momento, es muy probable que supongan un problema en lo que se refiere a la consciencia de lo realmente «humano».

Aquí, lo que tenemos, es la investigación de un robo de datos realizado por la cyborg Major, convertida en policía tras haber rescatado su cerebro del hundimiento de un barco de refugiados hundido por un grupo terrorista. Basándose en los efectos visuales que pueden nublar la visión de lo que estamos viendo, el metraje se centra únicamente en una Scarlett Johansson, cuya expresión inexistente va acorde a su personaje, sumergiéndonos en el tedio absoluto cuando la trama se vuelca en su pasado y no en el futuro. Y esto ocurre durante buena parte del metraje. Curiosamente, los momentos de acción más interesantes son los que parecen copia del anime y los más aburridos los que se salen del guion original. Y eso que no soy muy fan de la película original. Como película, Ghost in the Shell es una total decepción, pese a que mis expectativas eran muy pero que muy bajas.

Lo mejor: La estética y efectos visuales.

Lo peor: Se centra en la acción genérica como cualquier película estadounidense en lugar de contar la historia que realmente atrae del anime.