John Turturro dirige y protagoniza Aprendiz de gigoló, en la que Fioravante (Turturro) y Murray (Woody Allen) tienen que cerrar su pequeña librería y deciden seguir adelante haciendo que Fioravante se dedique a la prostitución, ya que su situación es bastante precaria al tener que sobrevivir solo del trabajo de fin de semana en una floristería. Desde el principio parece que estamos viendo algo parecido a ese toque de Woody Allen, con el mismo toque en fotografía, diálogos delirantes y críticas al ortodoxismo judío. Sin embargo, algunos chistes verdes y los intentos de ser una película romántica nos dejan poso de no ser una película redonda. Desde luego, lo mejor de la película son las apariciones del personaje de Woody Allen, que parece haberse escrito sus propios diálogos.
La historia en el fondo comienza cuando la dermatóloga de Murray (Sharon Stone) le comenta que quiere hacer un trío con su amante (Sofía Vergara) y un hombre. Pregunta si conoce a alguien interesado y Murray piensa en su colega Fioravante. Por lo tanto, Murray se convierte en el mánager de su amigo y le consigue no solo su primera clienta, sino una línea de negocio que le reportará numerosos beneficios, aunque eso no signifique que no pueda ayudar a una amiga del barrio judío ortodoxo donde vive Murray, una joven viuda de un rabino a la que nadie ha tocado en su vida.
Lo mejor: que parezca una peli de Woody Allen y las apariciones del mismo.
Lo peor: que, aunque parezca de Woody Allen, sería un Woody Allen menor.