Seguimos con películas que podrían haber dado para algo muy interesante y se quedan a medias. El perfecto anfitrión es primer y único largometraje de Nick Tomnay. Se nota, tiene las virtudes y defectos de uno de esos debuts en pantallas. Como suele pasar últimamente, un director adapta uno de sus cortometrajes a un largo, algo que, sin duda, lastra todo el metraje al tener que estirar como un chicle toda la trama.
El perfecto anfitrión nos presenta, durante los primeros minutos, a John. No sabemos muy bien qué ha ocurrido, pero John escapa de alguien que le persigue y está herido. Suponemos que ha robado un banco y que un perro le ha mordido un pie pero que ha podido escapar. No sin dificultades, consigue deshacerse de sus perseguidores y busca un sitio donde quedarse hasta que se olviden de él.
Supongo que todos conoceréis a David Hyde Pierce como el hermano de Frasier, el doctor Niles Crane. Aquí interpreta al perturbado Warwick Wilson, un anfitrión que se las hará pasar canutas a nuestro ladrón de poca monta, quien cree dominar la situación de poder frente al anfitrión que lo acoge en su casa. Warwick está preparando una cena para sus amigos y parece un pusilánime del cual John puede aprovecharse, pero las apariencias engañan.
Lo malo de esto es que El perfecto anfitrión contiene suspense durante poco tiempo y viene acompañado de fallos de guion demasiado evidentes. No quiero hacer spoilers así que digamos que es imposible hacer algo que al parecer hace John por temas logísticos y posturales. La película lo arregla haciendo un corte para que no sepamos cómo ha ocurrido pero la sensación que deja es que las escenas no son creíbles. Esto lastra toda la película y es realmente un problema cuando lo que nos quieren mostrar es una trama teatral y un duelo interpretativo entre dos actores, un duelo que gana claramente David Hyde Pierce pese a verse obligado a sobreactuar en ciertos momentos.
Por otro lado, no me convencen demasiado los giros de guion, pero el que no compro es el giro de guion final, cuando ya creías que no podía enrevesarse más la cosa… Aun así, la película se deja ver y, pese a que en su tramo final llega a agotarse, podemos disfrutar de la interpretación de David Hyde Pierce y del desconocimiento de cómo va a seguir una historia de lo más rocambolesca. Así que os sugiero que os dejéis llevar y que no leáis demasiado sobre esta película para poder disfrutarla.
Yay & nay
Lo mejor: David Hyde Pierce. La idea de los invitados.
Lo peor: Sus giros de guion. Algunas escenas alargadas. La interpretación de Clayne Crawford queda ensombrecida por la de su colega.