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El editor de libros (2016)

El editor de libros

El editor de libros

Es extraño cómo una película como El editor de libros, en cuyo reparto podemos encontrar a Jude Law, Colin Firth y Nicole Kidman ha tenido tan poco éxito. El tono y el ritmo de la película, así como tocar un tema tan poco de moda y alejado de la modernidad como la figura de los correctores en la literatura. Si además la trama se centra en Thomas Wolfe, un personaje nada atractivo para congeniar con el público, interpretado por un excéntrico Jude Law… apaga y vámonos.

En realidad, como reza el título de la película, estamos ante un filme que trata la vida del editor de libros Maxwell Perkins, quien ayudó a Ernest Hemingway, F. Scott Fitzgerald y Wolfe a tener un éxito enorme con sus libros. Más bien, se nos cuenta cómo es el trabajo de un editor, cómo durante meses se reescribes escenas o, como en el caso de Thomas Wolfe, es fundamental reducir toda la parafernalia de la descripciones en una línea, atinando y reduciendo de 5000 páginas de un manuscrito a 700.

La escena inicial, entre la lluvia, marca cómo se desarrollará. Wolfe espera a las puertas de la oficina de Perkins. El resto de editoriales de Nueva York han rechazado su manuscrito y su última oportunidad está en manos del hombre interpretado por Colin Firth. Maxwell Perkins recibe el libro original y no puede dejar de leer hasta que lo acaba. ¿El resultado? Acepta el reto de publicarlo y, además, mejorarlo eliminando más de la mitad de literatura superflua, esa literatura que le encanta al escritor.

Durante este primer tramo de la película, incluso cuando Wolfe presenta su segundo libro, el filme tiene un buen ritmo e interés. Se nos presenta el trabajo de reescritura desde dentro con imágenes convencionales y, aun así, interesantes.

Es a partir de la marcha de Wolfe a Europa y su consiguiente vuelta cuando la trama se vuelve cada vez más soporífera, como si de una novela de Wolfe sin editar se tratase. Dar vueltas sobre el mismo tema sin eliminar las secuencias superfluas… es básicamente lo que intentaba evitar Maxwell Perkins.

Por otro lado, el papel de Nicole Kidman queda relegado al que seguramente haya tenido su personaje en la vida real, en un plano secundario y que poco aporta a la trama más que reafirmar el comportamiento errático de Thomas Wolfe. El editor de libros, pues, resulta una película interesante en tanto en cuanto tengas interés en descubrir el trabajo de los editores en los años 20 en Estados Unidos.

Yay & nay

Lo mejor: Fotografía. Banda sonora. Colin Firth.

Lo peor: Jude Law. La trama errática de la segunda mitad.

Puntuación

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