En la demostración de autobombo de Hollywood, los estadounidenses son capaces de nominar ocho películas de países anglosajones como las mejores películas del año y cinco películas como las mejores películas de habla no inglesa. Es irónico que, todos los años, en esta última categoría se queden fuera verdaderas obras maestras del cine solo porque su lengua vehicular no sea el inglés. El Club trata básicamente el mismo tema de fondo que Spotlight, ganadora del Oscar a la mejor película, pero desde una perspectiva y un tratamiento totalmente diferente. Aquí estamos ante una casa en un remoto pueblo costero chileno, donde parecen estar recluidos cuatro curas en una especie de cárcel de penitencia de la Iglesia. La carcelera es una monja cínica, falsa y malvada, pero que hacia fuera se convierte en una dulce casera.
La primera parte de la película nos muestra cómo viven estos sacerdotes descarriados sin contacto con el resto de la población y con tan sólo un momento de relajación cuando su galgo compite con otros en la carrera del pueblo. Una carrera que deben ver desde lo alto de una colina para no cruzarse con los demás. Pero el conflicto real aparece en escena y todo su mundo (en este caso su pequeño mundo en la casa y alrededores) se verá trastocado por un evento que deja al espectador en shock. La llegada a la casa de un sacerdote jesuita que hace labores de psicólogo y de investigador nos abrirá los ojos para darnos cuenta de lo que es la verdadera crueldad. Pero Pablo Larraín nos adereza toda la historia con el verdadero cinismo de la Iglesia, con la ironía que marcan todos esos hechos que, si no salen en los medios de comunicación, parece que no existen. La aparición de ese personaje roto interpretado por Roberto Farías, alcohólico, obsceno y desequilibrado mental necesitado de tratamiento controlado y cuidado durante las 24 horas del día, primero sorprende, luego nos produce rechazo, lástima, pena, enfado. El Club es una de esas películas que, como ya comentaba en El desconocido, nos plantea un dilema moral sobre quién es el bueno y quién es el malo. ¿Cómo es posible que sintamos lástima por unos pederastas que corrompen la inocencia de la infancia?
Lo mejor: Fotografía, montaje, guion, interpretaciones…
Lo peor: Puede herir la sensibilidad de algunas personas porque es muy muy dura. La verdad es que poco más puedo poner aquí porque la peli me ha gustado muchísimo.
ya no me acordaba de esta película!, vi hace tiempo la reseña en «dias de cine» y me pareció muy buena, gracias por recordármela! 😉
No creo que te defraude 🙂
Bienvenidos al club podría ser la broma cruel de sus participantes. Spotlight trata el tema desde el bosque, en conjunto, por lo que es más general y menos directa. Esta en cambio, por lo que comentas es justo al revés, así que demasiado cruda para llevarse una estatuilla. La doble moral americana deja su sello en todos los frentes.